En la región de los grandes lagos del norte, una niña descubrió de pronto que estaba viva. El asombro del mundo le abrió los ojos y partió a la ventura.
Persiguiendo las huellas de los cazadores y los leñadores de la nación menomini, llegó a una cabaña de troncos. Allí vivían diez hermanos, los pájaros del trueno, que le ofrecieron abrigo y comida.
Una mala mañana, mientras la niña recogía agua del manantial, una serpiente peluda la atrapó y se la llevó a las profundidades de una montaña de roca. Las serpientes estaban a punto de devorarla cuando la niña cantó.
Desde muy lejos, los pájaros del trueno escucharon el llamado. Atacaron con el rayo la montaña rocosa, rescataron a la prisionera y mataron a las serpientes.
Los pájaors del trueno dejaron a la niña en la horqueta de un árbol.
-Aquí vivirás _le dijeron_. Vendremos cada vez que cantes.
Cuando llama la ranita verde desde el árbol, acuden los truenos y llueve sobre el mundo.
Eduardo Galeano _ La lluvia
Memorias del fuego I - Los nacimientos.
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dissabte, 1 de desembre del 2007
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follet...
ResponEliminaque no em vaig donar compte i et vas quedar en el word al fer el copy/paste...
perdona'm..¬¬¡.. anava tant cansat que quasi no em veia de cap ull...
acceptes un petonet dolç, dolç com senyal de bona voluntat i penediment?
:¬)***
(PS. potser hauríem de sortir a buscar la granoteta verda i fer-la cantar... sempre i quan encara hi hagin es clar)
Que bonito.
ResponEliminaMusus
No passa res Poeta!!
ResponEliminaI tant, un petonet dolç, dolç val per tot!!!
:*)
Ai... em sembla que en algún lloc n'hi deuen haver... si un cas jo canto quasi cada dia, que no se sap mai ;P
Petonassos esventats i salats!
:****************
Verdad que sí Darky?
Todo bien txiki??
Musus!!!